Dicho de otra manera, para los cognoscitivistas los comportamientos no son regulados por el
medio externo, sino más bien por las representaciones que el sujeto ha elaborado o
construido. Por tanto a diferencia del enfoque conductista, donde el sujeto está controlado
por las contingencias ambientales, en este paradigma el sujeto es un ente activo, cuyas
acciones dependen en gran parte por dichas representaciones o procesos internos que él ha
elaborado como resultado de las relaciones previas con su entorno físico y social. Esto
significa al mismo tiempo que el sujeto de conocimiento deja de ser una tabula rasa, que
simplemente acumula por asociación impresiones sensoriales para ir conformando sus ideas
sobre lo real. Por el contrario, el sujeto organiza tales representaciones dentro de su sistema cognitivo general, las cuales les sirven para sus posteriores interpretaciones de lo
real.
A pesar de ciertas tendencias innatistas dentro de la psicología cognitiva (como el caso de los
psicolingüistas chomskianos), recientemente, dentro del paradigma del procesamiento de
información, una gran cantidad de teóricos han autoconfesado, una postura constructivista en sus concepciones sobre cómo el sujeto conoce los fenómenos externos e internos. De
acuerdo con esta concepción, el sujeto posee una organización interna de hechos que va
reelaborando en función de los intercambios con el exterior, y a partir de esta organización
interna (estructuras, esquemas, reglas, etc.) el sujeto interpreta y resignifica continuamente,
en forma dinámica, la realidad.
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